sábado, 6 de marzo de 2010

Un don para quien lo quiera

Un accidente que marcó su vida. Unos compañeros de viaje que distan mucho de ser los más adecuados. Una familia que nunca fue suya. Años encerrado en un seminario y otros tantos en un psiquiátrico.

Ésta es la vida de Jorge Selvas, un joven atormentado por un don que no quiere. Poder contactar con los muertos no es algo de lo que estar orgulloso, ni algo que todo el mundo entienda. Jorge lo sabe y por eso intenta pasar despercibido. Intenta esconderse bajo las sábanas para ver si el miedo desaparece, pero no lo hace. Por muy fuerte que cierre los ojos, por muchas veces que encienda la luz, por muchos gritos que salgan de su garganta, el miedo sigue ahí. Impasible. Quieto. Esperando una reacción.

Lo que para algunos puede ser un juego, para Jorge es un castigo. Su capacidad para ver y hablar con los que ya no están entre los vivos le aparta del mundo real y le obliga a ser retraído y callado.

Prefiere no hablar para no contar. La verdad nunca tomará el mejor camino, nunca llegará a ser creíble. A veces, es mejor mentir. Aunque los muertos lo saben y lo conocen todo. Ellos quieren que Jorge les ayude y les sirva de nexo. Es el único que puede entenderlos y que puede arrojar algo de luz a sus muertes oscuras. Quieren encontrar un camino que no ven y están hartos de vagar por las tinieblas intentando encontrarlo. Sin Jorge nunca llegarán a su destino.

Su frustración y su rabia contenida durante años, e incluso siglos, les hace perder la paciencia y convertirse en seres de los que huir.

Sin embargo, Jorge prefiere ser indiferente. Ha tomado la determinación de no huir, pero no funciona. Pensó en enfrentarse, pero tampoco. Está perdido. Es joven y desconoce los misterios y las consecuencias de sus actos.

Aunque intente mantener la cabeza en su sitio, la sangre se le hiela cada vez que se enfrenta a sus peores temores. Lo que no sabe, es que son para toda su vida, dure lo que dure.

Amistad, amor, odio, miedo, desesperación y resignación son algunos de los sentimientos que se entremezclan constantemente en esta novela que nos ofrece otra visión de Jorge Selvas.
Gracias a este manual de instrucciones podemos conocer un poco más la vida pasada de este médium que ya se ha acostumbrado a sus visiones y que está aprendiendo a vivir con ellas.

Los amantes del suspense encontrarán en las páginas de esta novela una descripción perfecta sobre el más allá y sus aliados, que a veces no son tan pacíficos como pensamos.

Con "El chico que no miraba a los ojos" hasta los más excépticos mirarán bajo su cama para convencerse de la nada y para dormir tranquilos. Pero el mal nunca se esconde ni desaparece, nos acecha de noche y de día. No por mirar de reojo sobre nuestro hombro desaparecerá.